COLOMBIA: UN PAÍS DE EMPRENDEDORAS SOSTENIBLES
Escrito por: @damh92
El pasado 14 de noviembre se conmemoró el día de la mujer colombiana y el próximo 25 es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer. Para mi es importante resaltar el protagonismo que han tenido las mujeres emprendedoras en mi vida y cómo han sido un ejemplo de lucha para seguir en este camino del emprendimiento.
Me siento afortunada de conocer sus historias que han hecho grande este país ya que han impactado cultural, social, ambiental o económicamente sus comunidades y ahora son una muestra de que las cosas si se pueden conseguir, de que por más difícil que parezca el camino lo importante es darlo todo y seguir adelante. A todas ellas les quiero agradecer porque personalmente me han hecho creer en mí y me han cambiado la vida positivamente para siempre.
Les contaré historias que toman lugar en diferentes regiones del país, pero todas con el mismo espíritu que las hacen ser un ejemplo para quienes las rodean.
Olga Bocarejo. Bancalimentos, Zetaquira, Boyaca.
Antes de conocerla, la escuché hablando acerca de su modelo de negocio en Ventures y después de un año y medio la escuche de nuevo hablando de cómo Bancalimentos se había convertido en un ejemplo mundial de sostenibilidad rural y seguridad alimentaria.
Ella se dedicó a convertir basura en dinero, y de esta manera garantizar que las personas de Zetaquira tengan un ingreso para su alimentación; además con el buen tratamiento de los residuos sólidos, hizo que su vereda fuera mucho más saludable al evitar la quema de residuos plásticos, la cual se realiza en muchas zonas rurales del país.
Descubrió desde su experiencia que todo es aprovechable: desde la cosecha maltratada, hasta los desechos plásticos, los trapos y el aceite quemado. Convirtió cada uno de estos elementos en una fuente de ingresos de este modelo de negocios que se implementó no solo en Zetaquira, sino que ahora se ha replicado en más zonas rurales del país.
Pero ¿Cómo lo hizo?
Así como es difícil tratar adecuadamente los residuos sólidos también lo es el acceso a la educación, por eso ella decidió ser autodidacta, aprendiendo desde la experiencia y con la ayuda de algunos libros.
Sus primeros esfuerzos fueron con la banca colombiana, que la llamaron “loca” por querer vender “basura”. Así que decidió ir al café internet más cercano, a dos horas de camino desde su casa, y mandarle una carta a un empresario sueco contándole su idea y diciéndole que tenía plástico en perfecto estado que podría utilizar. Todo esto con la ayuda de un diccionario y Google translate.
Su respuesta fue “No entiendo muy bien lo que quieres decir, pero me interesa tu idea. Nos vemos en Bogotá x día”. X día era el día siguiente y de Zetaquira a Bogotá son 8 horas en diferentes medios de transporte. Al llegar, el empresario creyó que la habían robado porque no llevaba nada con ella.
Me contó que fueron muchas las noches que le tocó dormir en la terminal. Finalmente, sin importar su vestimenta ni su escaso inglés, cerraron negocio y los residuos plásticos en buen estado y protegidos del agua y el sol, se convirtieron en dinero para una comunidad que, gracias a Bancalimentos, asegura su alimentación y además también los incentivó a crear una cultura de ahorro y aprovechamiento de los recursos.
Olga para mi es un ejemplo a seguir, la manera como salta las barreras que su familia, amigos, comunidad y empresarios le impusieron es única. Es una fortaleza mental y una convicción absoluta de creer en lo que se tiene, lo que se sabe y lo que se aprende. Tal vez todos deberíamos creernos el cuento para luchar por él y que por malos comentarios no dejemos buenas ideas a un lado, sino que busquemos la forma de llevarlos a cabo.
Yazmín. Finca Kakaua, Arauquita, Arauca.
Llegué a su finca cacaotera navegando por el Río Arauca. Desde que la vi se sentía su energía y ánimo de transmitirnos al máximo todo lo que hay en este gigante pero desconocido mundo del cacao. Nos recibió como niños para que armamos rompecabezas y entendiéramos las diferentes propiedades y beneficios que tiene el cacao en nuestra salud.
Una de las maneras más sencillas de hacer sentir a las personas cercanas a algo, es contándoles y educándolos un poco acerca del tema, para así envolverlos y sembrarles ese interés en un tema nuevo y que después lo repliquen con sus amigos y cuenten su experiencia.
Después de jugar pasamos a tomar el almuerzo, éste estaba servido en hojas de plátano sobre una mesa de madera en la mitad de la naturaleza. Los servilleteros eran frutos de cacao secos y absolutamente nada de lo que estaba en la mesa contaminaría nuestro entorno.
Al terminar el almuerzo empezamos nuestro recorrido por la finca. Antes de ver la cosecha, conocimos sus artesanías hechas con abortos de cacao, aquellos frutos que no crecerán más allá de 4 cm. Con ellos realiza atrapasueños, imanes para la nevera, llaveros, aretes y collares que incluso algunas famosas han usado en la emisión de noticias o en desfiles nacionales.
Empezamos a recorrer la finca y además de cacao, hay cultivos de arazá, copoazú, achiote y ceibas gigantes que dan sombra a estas llanuras interminables de Arauca. Cuando llegamos a la parte de la selección del grano, vimos la manera como lo degullaban era un poco diferente a la que conocía. Nos mostraron cómo no lo abrían por la mitad para sacar sus granos, sino que se hacía un corte rectangular para después dejar secar este fruto y convertirlo en un empaque natural para el producto final.
Un ejemplo total de aprovechamiento y reducción de residuos en cada uno de los procesos para llegar a una de las mejores barras de cacao del mundo. Además, aquellos granos o frutos que no cumplian con los estándares de calidad, se destinaban para hacer aceite, arequipe o mascarillas de cacao y la cosecha que definitivamente se echó a perder, se usa para compostar y así después abonar esta tierra con fertilizante natural.
Demasiado por aprender de Yazmín, que a cada cosa le encontraba un uso y así ampliaba su oferta, protegiendo su entorno y además mostrándole al mundo las artesanías de Arauca. Cada persona que pasa por este lugar, se lleva lo mejor de la elaboración de una barra de cacao, a partir de una variedad en el mundo y que es reconocida entre las mejores 16 por la feria Salon du Chocolat en París.
Doña Marina, Fundancestral, Juanchaco, Buenaventura.
Había escuchado de ella desde que llegué a Juanchaco, me decían que era quien les enseñaba a bailar y tocar los instrumentos a los niños, pero nadie me decía dónde lo hacían exactamente. Un buen día en el que se celebraba la afrocolombianidad en la escuela tuve el placer de conocerla y sentarme a hablar con ella.
Siento un profundo orgullo por lo que hace. Todos los días llegan niños a su casa con ganas de aprender a tocar la marimba, el cununo, el guasá y bailar al ritmo del currulao, que hoy en día se reconoce como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El único pago que recibe por esto es el hecho de alejar a los niños de vicios y garantizar que su legado se conserve por una generación más.
Son muchos los esfuerzos que Doña Marina hace para que ellos crean en su talento y que con este puedan tener un futuro mejor. Acciones como las de ella, me motivaron a llevarle un kit de marimba nuevo y un clarinete, y que así, ellos supieran que son muchas las personas alrededor del mundo que aprecian su arte y se convenzan que pueden llegar muy lejos con él.
Doña Marina da todo por sus niños, ella prefiere quedarse en navidad en el pueblo antes de irse a Buenaventura a compartir con su familia, porque sabe que estos pequeños la estarán buscando para practicar con su ayuda.
Fanny (Donde Yenny, Juanchaco) y Alicia (Donde Alicia, Ladrilleros)
Después de probar muchos restaurantes en Bahía Málaga y entender la importancia de la gastronomía en esta región. Me quedé con ellas para mostrar las delicias que el Pacífico colombiano tiene para ofrecer.
Ambas trabajan por sus familias y se sienten orgullosas de sus cocinas y valoran a cada turista que viene a enamorarse de sus platos. Son impecables en lo que hacen, cada detalle al momento de alistar los mariscos, aborrajados, arepas de huevo o masitas, cuenta. Ellas trabajan a diario con su equipo, quienes han aprendido de las tradiciones gastronómicas del Pacífico, las cuales solo se transmiten oralmente. Personas que le ponen el alma, que les gusta mostrar lo mejor de su tierra y que crecen cada día mejorando sus establecimientos y oportunidades para su familia.
Maritza. Ciudad Perdida, Magdalena,
Ella era la cocinera de nuestro tour. Tiene 19 años y es madre cabeza de familia con dos hijos, uno de 4 años y otro de un año. Es una berraca echada para adelante, que descansa dos o tres días a la semana entre cada recorrido a Ciudad Perdida.
Su sazón es exquisita y tiene que cargar con ella durante todo el recorrido. Esto implica cargar ingredientes e implementos de cocina, entre río, trochas y montañas. No solo eso, ella también debe ser la primera que llega a cada una de las cabañas para poder tener lista la comida de 15 turistas a tiempo.
Tiene grandes sueños, tiene un empeño inagotable para sacar a sus hijos adelante y quisiera conocer los países de cada uno de los turistas que pasan por su cocina. Su humor puede ser entendido en cualquier idioma y su manera de ver el mundo, puede enseñarle a cualquiera cómo apreciar lo que tiene.
Maritza decidió trabajar junto a los indígenas, ya que comparte el desapego por las cosas materiales. De esta manera ellos son justos y conscientes al valorar el trabajo y esfuerzo que ella realiza diariamente. Al final, el propósito de trabajar también es alimentar el alma cada día con buenas experiencias y enriquecerse de los conocimientos de quienes la rodean.
Leonor Espinosa. Leo, Bogotá.
Para mi un referente en sostenibilidad y amor por lo que se hace día a día. Actualmente, conocida por ser una de las 50 mejores chef del mundo con su restaurante cocina y cava que evoca todas las regiones del país en sus diferentes platos.
Leo viene de una familia privilegiada de Cartagena, pero eso no la limitó para adentrarse en las calles de la Cartagena no turística y diferentes rincones de Colombia, para conocer de primera mano cómo realizar las preparaciones típicas de la región
Siempre ha sido así, en cada lugar que visita le interesa estar con las personas y entender el espacio que ocupa la gastronomía en su cosmovisión y así mismo, responsablemente plasmarlo en uno de sus platos garantizando que el patrimonio de esa comunidad se preserve con el tiempo al pasar la voz del mismo.
Por eso me encanta el trabajo que ella realiza, porque le hace saber el valor de su tradición gastronómica a cada comunidad que visita y eso genera un sentido de pertenencia y reconocimiento de lo propio para que siga existiendo por generaciones.
También le interesa mantener un equilibrio ecológico y no acabar con las especies que hacen parte de sus platos, sino respetar las temporadas y así la comunidad entiende que es para preservarlo al largo plazo y no solo monetizar en el corto.
Eso es lo que muchos deberíamos hacer en nuestras realidades. Resaltar el trabajo que hace el prójimo para que él mismo lo valore y así garantizar que sea sostenible y perdure a través del tiempo. Un ejemplo a seguir de cómo se debe mostrar Colombia por medio de sus sabores sosteniblemente desde cualquiera de sus ámbitos.
Ejemplos así hay por montones en Colombia, ejemplos que debemos alimentar cada día en vez de criticar. Veamos las cosas buenas de los esfuerzos que cada quien hace y así podremos construir una mejor sociedad.